(Das Lied von der Erde: La lucha de Mahler entre la vida y la muerte)

La primera vez que escuché Das Lied von der Erde de Mahler quedé profundamente impresionado y, de alguna manera, me volví inmediatamente adicto a la obra. Creo que está cargada de una verdad universal en su valor inmanente y absolutamente cualquiera puede identificarse con ella. Además, pienso que a través de Das Lied uno puede realmente conocer a Mahler y experimentar de cerca cómo se sentía en los últimos años de su vida. Es como si la obra fuera el autorretrato más honesto, preciso y poderoso de él mismo. No por nada, él mismo se refirió a esta pieza como “la obra más personal que jamás he escrito”.

Quizás es esa absoluta honestidad y transparencia, ese retrato de Mahler en su máxima vulnerabilidad, lo que hace que esta obra sea tan desgarradora. Por supuesto, dejando de lado todas las reflexiones personales, Das Lied es una obra maestra absoluta en todos sus aspectos técnicos.

Bernard Haitink describió a Mahler como “un hombre con talento para sufrir”. Una afirmación bastante cruel, el comentario de Haitink hace referencia al hecho de que el compositor vivió una vida trágica y tuvo que sobreponerse a terribles circunstancias, siempre en soledad, desarrollando un profundo sentimiento de alienación.

Mahler estuvo confrontado con la muerte desde muy joven y, más adelante, experimentó de primera mano la discriminación que sufrían los judíos en el Imperio Austrohúngaro a finales del siglo XIX. “Siempre un intruso, nunca bienvenido”, así describió él mismo ese sentimiento.

Fue en el verano de 1907 cuando ocurrieron una serie de acontecimientos desafortunados, todos uno tras otro y en un periodo muy corto de tiempo. Ese año, Mahler sufrió una campaña en su contra en Viena que lo llevó a presentar su renuncia en la ópera. Agotado por esta situación, llevó a su familia a su casa de verano en Maiernigg. Poco después de su llegada, ambas hijas enfermaron de escarlatina y difteria. Anna, la más pequeña, se recuperó, pero después de dos semanas de lucha, Maria falleció el 12 de julio. Inmediatamente después de esta devastadora pérdida, Mahler se enteró de que tenía un problema cardíaco, un diagnóstico que fue confirmado posteriormente por un especialista en Viena, quien le advirtió que no viviría mucho más.

Durante un año completo, Mahler no escribió ni una sola nota de música. No fue sino hasta el verano de 1908 que recibió una copia de La flauta china de Bethge, una traducción al alemán de poesía china antigua. En ese texto, Mahler encontró la fuente de lo que se convertiría en Das Lied von der Erde, una alegoría sobre la vida y la muerte, que retrata diferentes aspectos de la existencia a través de seis canciones.

El núcleo del conflicto que da vida a Das Lied es la confrontación entre la belleza de la vida y su inevitable final. La mortalidad como esa dolorosa noción de tener que abandonar el mundo y la vida que tanto amamos. En Das Lied, Mahler expresa cómo se enfrenta cara a cara con su propia muerte. Él moriría, y el mundo seguiría, una y otra vez. En esa noción radica uno de los aspectos más dolorosos de la obra: Mahler, el extranjero, el nunca bienvenido, también es expulsado de la vida. Un golpe terrible para un hombre que siempre se sintió rechazado y que, finalmente, encontraba algo de alivio en la naturaleza, creyendo que al menos, pertenecería a esta tierra.

A lo largo de las seis piezas que componen Das Lied von der Erde, el compositor retrata varios aspectos de la vida mediante escenas de la naturaleza, personas, juventud, belleza, amor… todo lo cual se resuelve en el momento en que se debe enfrentar la muerte como un hecho inevitable. Es justo al final de la obra, cuando una marcha dramática describe una dolorosa lucha, que Mahler se reconcilia con la muerte y la acepta. Entonces, mira por última vez la eterna belleza de la tierra antes de tener que abandonarla.

“La amada tierra… que florece en primavera… eternamente”

Interpretar Das Lied y lanzar esta grabación en vivo junto a algunos de los músicos más talentosos, poderosos y honestos que he conocido en mi vida es un privilegio por el cual estaré eternamente agradecido.

Roberto Beltrán-Zavala © 2025